Lord Boleskine y la última Muramasa .

jueves, 13 de noviembre de 2008

Capítulo1:Una nueva aventura
"21 De enero de 1895" Me dispongo a emprender un viaje hacia una colonia inca subterránea, que mi amigo el aventurero Baron Michel Loufer, ha descubierto hace unos días, el telegrama habla sobre unas catacumbas a varios km de profundidad,que presentan claros signos de glaciación,tras esta información no puedo pensar mas que en la imagen del infierno glacial de Dante y de la mostruosa efigie de un demonio gigante congelado coronando la cupula de la caberna. Que el descenso de Dante a los infiernos pudiera ser una expedición financiada por las monarquías europeas de la época en lugar de una novela didáctica sobre lo que pudiera ser el averno. Despierta en mi una emoción enfermiza.

En tres horas enprenderé el largo viaje a las Américas, con mi amigo Alberto Dumont, esperando que el zeppelín numero dieciséis nos de mejores resultados que los anteriores.
Tengo una hora para acabar el último capítulo del cuaderno de expedición de mi aventura en el antiguo pueblo de Öita y para hacer las maletas con mis nueva reliquias niponas.

A las siete debo recoger a la bella Mariko para desayunar en casa del general Hazo. Extrañamente, el regalo que tenia preparado para mi anfitrión ,es un oleo de mi amigo Dante Gabriel Rossetti en el cual se muestra el retrato de una antiguo general nipón. Mientras atravieso los empedregados caminos, dentro de mi transporte intento subrayar varias líneas de"La Divina Comedia" que me serán útiles en mi nueva aventura.

-Buenos días general. -Buenas lord Crowley.

La insulsa conversacion con el general Hazo, no hace más que asquearme. Para mi, este hombre no es más que un antiguo vestigio de un país con un desmesurado concepto del honor.
Mientras asiento con la cabeza a los extraños sueños de anexión y amistad con las grandes potencias occidentales del señor Hazo, miro nervioso el reloj, no puedo más que preucuparme por la misión de Mariko.cuando mi reloj apunta las 8.37 me despido amigablemente de Hazo mordiendome la lengua, y pensando para mi."Asta nunca jodido bastardo".

Veintitrés minutos más tarde me reuno con Mariko en el restaurante de su tío, allí en el alamacén ella me espera. Me mira, me besa,me da la espada y me desea buen viaje con una sonrisa.
-Asta siempre Mariko.

Alberto y yo estamos preparados para partir.Calculo que tenemos una media hora antes de que el general se de cuenta que la espada ha desaparecido. Mientras nos elevamos sobre los arrozales se oyen los silbatos de la guardia de la ciudad, pero ya es tarde para ellos, sus balas no nos alcanzarán y mientras miro a Murasa sonrio y zarandeo amigablemente a Alberto.

continuara...

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